martes, 22 de diciembre de 2009

Oído... ¡obsoleto!

Regresábamos de la Zona Rosa al hotel sobre Insurgentes donde estabamos hospedados. Era sábado, pasaba de la medianoche, el tráfico poco a poco comenzaba a calmarse. Nuestro taxista venía en plan de armar una conversación y, luego de escuchar nuestro parloteo durante unos quince minutos, finalmente decidió hablarnos.

Se dirigió a Anatoly:
- ¿Usted es francés? - le preguntó.
Intercambiamos miradas sorpresivas. Debemos decir que, en efecto, la procedencia de Anatoly es francesa; de ahí su apellido - Zatin - que originalmente era Satín, y sí tiene que ver con la tela (satén). Pero, ¿cómo pudo adivinarlo el taxista?
Tras responderle de manera afirmativa (parcialmente, pero le atinó), nos aventuramos a preguntarle lo obvio:
- ¿Cómo lo supo?
Y entonces... la admiración que ya comenzábamos a sentir por las dotes deductivas de aquél señor se derrumbaron como un castillo de naipes.
- Es que yo siempre he tenido un buen oído para los idiomas.

La regó, la regó, ¡la regó!
Por más globalizados ("ciudadanos del mundo") que fuéramos, todavía tenemos la costumbre de hablar entre nosotros en ruso. Ni hablar... ¡muuuy parecidos el ruso y el francés! :)