martes, 9 de junio de 2009

¡Aguas!

Una cosa es que te "echen aguas" antes de salir al escenario (los rusos en estas situaciones te dicen "ni pelusa ni plumas" y tú lo que tienes que hacer es mandarlos al diablo para que todo vaya de maravilla). Pero otra muy distinta es que te echen "aguas" literalmente y ¡¡¡en el teclado de piano!!!

Pues sucedió, y nos sucedió en Uzhgorod (Ucrania), aunque no precisamente era un concierto a dos pianos, sino que la mitad del dúo (Vlada) tocaba como solista el concierto No. 4 de Beethoven, mientras que Anatoly dirigía la orquesta.

Pasó este 31 de mayo (hace poco más de una semana). Cuando llegamos a esta ciudad días antes, nos dijeron que llevaban como dos meses sin lluvia, que era un relajo, que la cosecha no más no... en fin. Cuando pusimos un pie en esa ciudad, al día siguiente la temperatura ambiente bajó de 26 grados a 8 y a llover se ha dicho. Total que el día del concierto toda la tarde estuvo lloviendo. El programa era: Sinfonía No. 1 de Beethoven en la primera parte y, luego de un brevísimo intermedio técnico (el tiempo justo para sacar el piano hacia el frente del escenario) el concierto para piano No.4.

De principio todo marchaba excelente, luego de la muy aplaudida sinfonía la solista sale al escenario, se sienta frente al piano y... encuentra literalmente un charco justo en medio del teclado. Resulta que el techo de la filarmonía tenía una gotera (y por extraña coincidencia, cuando el piano estuvo a un lado esperando su momento estelar, el teclado estuvo justo debajo de la gotera) y a la hora de afinar la orquesta antes de la sinfonía la tapa del piano se quedó abierta. Luego sólo lo movieron, pero nadie notó el pequeño desperfecto. Vlada, para variar, no traía pañuelo (lamentablemente los vestidos de noche no tienen bolsillos) y tuvo que pedirle el suyo a Anatoly). Secar el teclado tomó más tiempo del esperado, pues no se podía ver bien dónde estaba mojado, así que Anatoly se volteó para señalarle a Vlada con la batuta las teclas mojadas. Cuando la desesperación del público era demasiado evidente, Anatoly aclaró "nada más secamos el agua, y comenzamos". Finalmente, la célebre introducción de cinco compases del piano suena, dando paso a un laaargo tutti orquestal... en el cual Vlada se da cuenta que más agua estaba saliendo de por debajo de las teclas! Y el pañuelo bien gracias, pues se lo devolvió a Anatoly.

¿Como secarla? Pues con los dedos, sosteniendo las teclas con una mano, para que no vayan a sonar (un cluster justo enmedio de un pianissimo celestial... digamos que no es la mejor idea). En la sala comienza un ligero pánico (¡¿que esta haciendo la solista?!). En algun momento Vlada sintió el impulso de usar las faldas del vestido (¡de plano!) en lugar del pañuelo, pero afortunadamente la cordura prevaleció y tuvo que conformarse con secar los dedos con el vestido de la manera más discreta posible.

Al comienzar el solo... lo único en lo que la solista podía pensar era "¡no resbalarse, no resbalarse!". Afortunadamente el asunto no pasó a mayores, y hacia finales de la exposición el teclado ya estaba completamente seco... pero lo más chistoso es que la mayoría del público no terminó de entender qué era lo que había pasado, y lo primero que le preguntaron a Vlada luego de felicitarla después del concierto era "¡¿qué estabas haciendo durante todo el primer tutti?!".

Moraleja: siempre carguen con un pañuelo al salir a tocar. ¡Aunque no tengan donde meterlo!

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