En mayo de 2012 tuvimos la oportunidad de hacer uno de los viajes más extraños e interesantes en nuestra carrera como dúo. Fuimos invitados a participar en el Primer Festival Internacional de las Artes en Bishkek, Kirguizistán.
Cuando en una entrevista le preguntaron a Daniela Liebman, quien también fue invitada a tocar con nosotros, dónde quedaba Bishkek, su mejor respuesta fue "de China para a la izquierda". Y tenía razón.
Una semana intensa de actividades nos esperaba en Bishkek: ensayos, conciertos, ensayos, conciertos, más ensayos, más conciertos... A parte del programa "Dúo Petrof presenta" que tocamos con Daniela el 16 de mayo en la sala grande de la Filarmonía de Bishkek, Anatoly tuvo que dirigir a dos orquestas (cada día con diferente programa), Vlada abrió el festival con el Concierto 4 de Beethoven, y Daniela lo cerró con el 8 de Mozart.
11 horas de diferencia de horario añadían un poco de drama al asunto, sobre todo los primeros días.
Pero no todo fue tocar y dormir. Conocimos gente maravillosa. Nos acostumbramos a vivir una semana con al menos tres cámaras frente a nuestras narices filmándonos todo el tiempo. Daniela se convirtió en una especie de pop star e ídolo entre la juventud de Bishkek. Después de que se terminó el festival nos llevaron a orillas del lago Issyk-kul (ese sí está casi en la frontera con China) donde ayudamos a construir una Yurta, comimos carne de borrego con las manos (porque así es como debe hacerse en Kirguizistán), escuchamos y vimos cantos y bailes y juegos folclóricos de los nómadas kirguises, nos subimos a un camello...
Aquí les compartimos unas imágenes maravillosas de dos amigos que conocimos en Bishkek. Ellos son Galya Morrell y Alexey Boytsov, ambos fotógrafos mundialmente reconocidos con muchas décadas de experiencia, con exposiciones y proyectos especiales en todo el mundo.
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lunes, 25 de febrero de 2013
En camello, de China pa' la izquierda
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sábado, 15 de agosto de 2009
XIII Festival Internacional de Piano "En Blanco y Negro"
Estamos de vuelta. Con 20 dedos (el de Vlada ya se curó). Armados con alacranicida (aunque un buen zapatazo también sirve... vieran cómo quedó el alacrán que picó a Vlada... la cabeza por un lado, la cola por otro... total, había que desquitarse), estamos desafiando el calor colimote con largas horas de estudio que se nos pasan volando. Por lo menos hasta que el aire acondicionado del IUBA aguante. Hoy hacía tanto calor que lo pusimos como a 10 grados... y cada que alguien entraba al salón nos gritaba "pingüinos!". Total, el Dr. Zatin siempre esta hirviendo (en sentido literal y figurado), y si ven que Vlada aún después de tocar tiene las manos frías, es que tiene hambre.
Y todo se debe a que, en menos de tres semanas, vamos a tocar en el XIII Festival Internacional de Piano "En Blanco y Negro". Como muchos seguramente recuerdan, Anatoly tocó en este festival en 1999, su famoso programa de "Miniaturas para piano del siglo XX". De hecho siguen trasmitiendo su concierto por el Canal 22 y alguna vez también vimos fragmentos en el Arts. Y si de plano se lo perdieron, ahora también están disponibles algunos fragmentos del programa en CD, en una colección exclusiva de 5 discos compactos que contienen grabaciones en vivo de Anatoly Zatin como pianista, como director de orquesta, y como compositor.
El programa que tocaremos el Sábado 5 de Septiembre también consiste de música del siglo XX, pero para dos pianos. No son precisamente miniaturas (bueno, algunas sí, otras no). Tratamos de balancear entre obras conocidas (como Scaramouche) y casi desconocidas (Martinú, Casadessus... incluso Lindaraja de Debussy, que fue descubierta muchisimo después de haberse compuesto y traspapelado entre manuscritos). La suite del ballet "Icarus" fue compuesta por Anatoly Zatin a partir de la música de Sergei Slonimsky en 2008.
Vengan!
Auditorio Blas Galindo
Centro Nacional de las Artes
Río Churubusco / Calz. Tlalpan
Mexico DF
5 de Septiembre de 2009, 19 hrs
Y todo se debe a que, en menos de tres semanas, vamos a tocar en el XIII Festival Internacional de Piano "En Blanco y Negro". Como muchos seguramente recuerdan, Anatoly tocó en este festival en 1999, su famoso programa de "Miniaturas para piano del siglo XX". De hecho siguen trasmitiendo su concierto por el Canal 22 y alguna vez también vimos fragmentos en el Arts. Y si de plano se lo perdieron, ahora también están disponibles algunos fragmentos del programa en CD, en una colección exclusiva de 5 discos compactos que contienen grabaciones en vivo de Anatoly Zatin como pianista, como director de orquesta, y como compositor.
El programa que tocaremos el Sábado 5 de Septiembre también consiste de música del siglo XX, pero para dos pianos. No son precisamente miniaturas (bueno, algunas sí, otras no). Tratamos de balancear entre obras conocidas (como Scaramouche) y casi desconocidas (Martinú, Casadessus... incluso Lindaraja de Debussy, que fue descubierta muchisimo después de haberse compuesto y traspapelado entre manuscritos). La suite del ballet "Icarus" fue compuesta por Anatoly Zatin a partir de la música de Sergei Slonimsky en 2008.
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5 de Septiembre de 2009, 19 hrs
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lunes, 6 de julio de 2009
El Top 10 de las entrevistas
Muchos de nuestros colegas artistas estarán de acuerdo con que los medios de comunicación masiva son absolutamente imprescindibles para el arte y la cultura, cuando de publicidad se trata (si no, cómo se va a enterar la gente de los conciertos, festivales, exposiciones, y demás?). Las tradicionales entrevistas, antes y después de los eventos, le dan una oportunidad al público de conocer un poquito más acerca de los artistas, acercarse a su lado "humano". Hablando un poco más en serio, le permiten al espectador ser testigo de una conversación que quizá tocará temas que le interesan, incluso fuera del ámbito de la música (o el arte en general), conocer sus puntos de vista y hacer sus propias deducciones.
A su vez, el sujeto entrevistado suele pasarla verdaderamente bien cuando encuentra en su interlocutor una persona abierta, bien informada, con interesantes ideas y originales puntos de vista. Pero... debemos confesar que más que una regla, lamentablemente ésta es casi una excepción, y muy rara vez se da ese momento mágico cuando la conversación fluye y el tiempo pasa volando. Hay veces cuando las personas de los medios de comunicación que vienen (o más bien los mandan) a entrevistarnos, ni siquiera saben a qué vinieron, no saben ni quienes somos ni qué hacemos, y es entonces cuando nosotros no podemos más que quedarnos con la boca abierta y voltear a vernos el uno al otro con cara de "Qué?!".
Estamos seguros que no nada más nos pasa a nosotros, y que nuestros colegas quizá tendrán una lista mucho más impresionante que la nuestra, pero sólo para reírnos un rato (bueno... nunca hay que perder el sentido del humor), hemos aquí las diez preguntas más desconcertantes que nos han hecho en entrevistas:
1.- ¿Está difícil el programa que tocan? ("Noooo... si está bien fácil, ¿que no nos viste hace ratito?").
2.- ¿Y tienen que ensayar... diariooo!? (Sin comentarios).
3.- ¿Cuál es su compositor favorito? o mejor aún ¿del programa que acaban de tocar, cual es la pieza qué más les gusta? (Al menos gracias por no decirle "canción").
4.- Variación de la pregunta anterior: ¿Quién es su pianista favorito?
5.- ¿Y por qué les gustó el piano? (Lo que sigue es una lucha interna por no contestarle "La verdad es que lo odiamos desde pequeños").
6.- ¿Qué sienten cuando están arriba del escenario? (Honestamente ganas de correr tras bambalinas y luego buscar la salida de emergencia más cercana).
7.- A alguno de nosotros ¿Que opinas sobre la forma de tocar de tu compañero? (En serio, no es broma, nos lo han preguntado!).
8.- A Anatoly una vez le preguntaron ¿Cual es la diferencia entre Ud. y X artista?
9.- ¿Se ponen nerviosos cuando tocan? (De veras les interesa saber?).
10.- A Vlada, ¿Crees poder superar alguna vez a tu maestro?
Dicen que no hay preguntas estúpidas, que sólo hay respuestas estúpidas (sí, en gran parte tienen razón). Pero honestamente, surge el deseo de que nos pregunten cosas que a la gente que leerá, escuchará y verá estas entrevistas, verdaderamente le interesen, y que a lo mejor no podrán conocer de otra forma. Y si nos preguntan cómo nos llamamos, dónde nacimos, dónde estudiamos y dónde hemos tocado, mejor usen cualquier buscador de Internet y tendrán esa misma información al alcance de su mano.
A su vez, el sujeto entrevistado suele pasarla verdaderamente bien cuando encuentra en su interlocutor una persona abierta, bien informada, con interesantes ideas y originales puntos de vista. Pero... debemos confesar que más que una regla, lamentablemente ésta es casi una excepción, y muy rara vez se da ese momento mágico cuando la conversación fluye y el tiempo pasa volando. Hay veces cuando las personas de los medios de comunicación que vienen (o más bien los mandan) a entrevistarnos, ni siquiera saben a qué vinieron, no saben ni quienes somos ni qué hacemos, y es entonces cuando nosotros no podemos más que quedarnos con la boca abierta y voltear a vernos el uno al otro con cara de "Qué?!".
Estamos seguros que no nada más nos pasa a nosotros, y que nuestros colegas quizá tendrán una lista mucho más impresionante que la nuestra, pero sólo para reírnos un rato (bueno... nunca hay que perder el sentido del humor), hemos aquí las diez preguntas más desconcertantes que nos han hecho en entrevistas:
1.- ¿Está difícil el programa que tocan? ("Noooo... si está bien fácil, ¿que no nos viste hace ratito?").
2.- ¿Y tienen que ensayar... diariooo!? (Sin comentarios).
3.- ¿Cuál es su compositor favorito? o mejor aún ¿del programa que acaban de tocar, cual es la pieza qué más les gusta? (Al menos gracias por no decirle "canción").
4.- Variación de la pregunta anterior: ¿Quién es su pianista favorito?
5.- ¿Y por qué les gustó el piano? (Lo que sigue es una lucha interna por no contestarle "La verdad es que lo odiamos desde pequeños").
6.- ¿Qué sienten cuando están arriba del escenario? (Honestamente ganas de correr tras bambalinas y luego buscar la salida de emergencia más cercana).
7.- A alguno de nosotros ¿Que opinas sobre la forma de tocar de tu compañero? (En serio, no es broma, nos lo han preguntado!).
8.- A Anatoly una vez le preguntaron ¿Cual es la diferencia entre Ud. y X artista?
9.- ¿Se ponen nerviosos cuando tocan? (De veras les interesa saber?).
10.- A Vlada, ¿Crees poder superar alguna vez a tu maestro?
Dicen que no hay preguntas estúpidas, que sólo hay respuestas estúpidas (sí, en gran parte tienen razón). Pero honestamente, surge el deseo de que nos pregunten cosas que a la gente que leerá, escuchará y verá estas entrevistas, verdaderamente le interesen, y que a lo mejor no podrán conocer de otra forma. Y si nos preguntan cómo nos llamamos, dónde nacimos, dónde estudiamos y dónde hemos tocado, mejor usen cualquier buscador de Internet y tendrán esa misma información al alcance de su mano.
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lunes, 15 de junio de 2009
Zatinazo
Parece que ha llegado la hora de descifrar este misterio, y es que desde el mes de enero de 2005 el diccionario de términos musicales incluye la palabra "Zatinazo".
Zatinazo - Dícese de la acción y efecto de caerse al foso orquestal (originalmente justo antes del concierto).
Como muchos de ustedes seguramente estarán sospechando, la raíz de la palabra viene del francés (que, como confiesa Anatoly, es el verdadero origen de su inusual apellido) Satin, transformado después por los ucranianos (aunque no existe certeza alguna de que en efecto hayan sido ellos) a Zatin.
El origen de este término se remonta al 24 de enero de 2005, durante la inauguración del Teatro Universitario de Colima, que justamente en su segundo día de actividades incluía un concierto donde el Dr. Anatoly Zatin tocaba como solista con orquesta (su propio concierto para piano y trompeta) y en la segunda parte tocábamos juntos la sonata no.2 de C. Bolling para dos pianos, percusiones y bajo (y hasta con ensamble de danza), entre otras cosas más. En pocas palabras, él era la base del concierto. Y sucede que ese mismo día, durante el ensayo general, se le ocurre caerse al foso!
Zatin y los técnicos estaban acomodando las luces (lo malo de ser tan bueno y de saberselas todas), y mientras ellos estaban en la cabina con su millón y medio de botones, Anatoly les decía desde el escenario si sí o si no, y para donde moverle. En una de esas, estaba medio oscuro, y Zatin seguía caminando hacia el frente del escenario dando sus indicaciones, cuando de pronto... Desapareció! y como a los dos segundos se escuchó un ruido de algo (o alguien!) cayéndose, y ese ruido provenía justo del fondo del foso orquestal.
Fue pura suerte el que el teatro estuviera recién construído, y el foso (porque todavía no estaba en uso) estuviera vacío (sin atriles ni sillas ni cosas de esas) y tenía una plataforma que lo tapaba (o sea que en total Zatin habría experimentado una caída libre de como 2 metros, en lugar de 5, que es lo que normalmente tienen los fosos de profundidad). Y para sorpresa de todos, a los pocos instantes salió del foso como si nada! Bueno, casi como si nada. Se quejaba de que le dolía el brazo y la cabeza, y le pusieron pomadas (y creo que hasta vendas), pero en la noche tocó como si nada.
Y lo peor de todo es que desde entonces, se ha caído más gente al foso (y créanme que no a todos les ha ido tan bien como a Anatoly). De ahí que ahora cada que alguien camina cerca de la orilla del escenario, le dicen "Cuidado, no vayas a dar un Zatinazo!".
Zatinazo - Dícese de la acción y efecto de caerse al foso orquestal (originalmente justo antes del concierto).
Como muchos de ustedes seguramente estarán sospechando, la raíz de la palabra viene del francés (que, como confiesa Anatoly, es el verdadero origen de su inusual apellido) Satin, transformado después por los ucranianos (aunque no existe certeza alguna de que en efecto hayan sido ellos) a Zatin.
El origen de este término se remonta al 24 de enero de 2005, durante la inauguración del Teatro Universitario de Colima, que justamente en su segundo día de actividades incluía un concierto donde el Dr. Anatoly Zatin tocaba como solista con orquesta (su propio concierto para piano y trompeta) y en la segunda parte tocábamos juntos la sonata no.2 de C. Bolling para dos pianos, percusiones y bajo (y hasta con ensamble de danza), entre otras cosas más. En pocas palabras, él era la base del concierto. Y sucede que ese mismo día, durante el ensayo general, se le ocurre caerse al foso!
Zatin y los técnicos estaban acomodando las luces (lo malo de ser tan bueno y de saberselas todas), y mientras ellos estaban en la cabina con su millón y medio de botones, Anatoly les decía desde el escenario si sí o si no, y para donde moverle. En una de esas, estaba medio oscuro, y Zatin seguía caminando hacia el frente del escenario dando sus indicaciones, cuando de pronto... Desapareció! y como a los dos segundos se escuchó un ruido de algo (o alguien!) cayéndose, y ese ruido provenía justo del fondo del foso orquestal.
Fue pura suerte el que el teatro estuviera recién construído, y el foso (porque todavía no estaba en uso) estuviera vacío (sin atriles ni sillas ni cosas de esas) y tenía una plataforma que lo tapaba (o sea que en total Zatin habría experimentado una caída libre de como 2 metros, en lugar de 5, que es lo que normalmente tienen los fosos de profundidad). Y para sorpresa de todos, a los pocos instantes salió del foso como si nada! Bueno, casi como si nada. Se quejaba de que le dolía el brazo y la cabeza, y le pusieron pomadas (y creo que hasta vendas), pero en la noche tocó como si nada.
Y lo peor de todo es que desde entonces, se ha caído más gente al foso (y créanme que no a todos les ha ido tan bien como a Anatoly). De ahí que ahora cada que alguien camina cerca de la orilla del escenario, le dicen "Cuidado, no vayas a dar un Zatinazo!".
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jueves, 11 de junio de 2009
...y las partituras?
Eran las 6:45 pm y nosotros seguíamos atorados en el tráfico. El concierto empezaba a las 7! Lo bueno era que tocabamos hasta la segunda parte del concierto (lo cual con suerte nos daba tiempo de llegar y cambiarnos... y probaaablemente tocar un par de notas para descongelar los dedos). Lo malo... estaba por venir.
Llegamos faltando 5 minutos al inicio del concierto, cruzamos la sala y el escenario justo por el medio (por alguna razón la puerta trasera estaba cerrada), aventamos las cosas donde sea, Anatoly agarra su maleta gris donde normalmente llevamos el montón de kilos de partituras, y luego cruzamos todo ese camino de regreso para ver si hallabamos un salón para calentar. Todo esto ante las miradas indignadas de quienes estaban ya detrás del escenario alistándose para salir a tocar, la maestra de cermonias, parte de los organizadores, y hasta algunos del público.
Finalmente encontramos un salón con dos pianos, nos sentamos, respiramos profundo, abrimos la maleta para sacar las partituras y... sorpresa! sólo estan las partes del primer piano (quienes nos han visto tocar saben que tenemos el vicio de cambiarnos de piano cada que nos da la gana... pero ese es otro tema). Horror! Que hacemos? Claro que toda esa cantidad de texto musical está por ahí en nuestros cerebros, y sin temor a exagerar diríamos que un 80% de lo que tocamos lo tocamos de memoria (sí, la partitura está ahí, pero no hay tiempo de voltear a verla!). Pero una cosa es que "en principio" nos sepamos las obras, y otra muy distinta es experimentar "a ver si es cierto" directamente en el concierto (ya sin mencionar que ESE concierto era en un festival internacional, donde tres cuartas partes del público son músicos profesionales y críticos).
Total... luego de que nuestras mentes hicieran una carrera frenética por todas las razones posibles e imposibles de lo sucedido, ambos tratamos de seguir el camino de la lógica. La mañana de ese día habíamos ensayado en la sala. Luego de que nos fuimos, no habíamos abierto la famosa maleta gris. Deducción? Las partituras deben estar en la sala! Y ahí va el Dr. Zatin, a detener el inicio del concierto para que den el anuncio al público: "Si alguien ha visto un montón de partituras, aparentemente sin dueño, favor de reportarlo...". En medio del caos ya no supimos quién fue el de la genial idea, pero finalmente a ese milagroso alguien se le ocurrió mirar... detrás de la cortina, en el umbral de la ventana. Eureka! Aparecieron las tan buscadas partituras! fiu....
Para no alargar la historia, ese día, después del ensayo cuando los despistados de nosotros dejamos todo un bonche de partituras sobre uno de los pianos y ni nos dimos cuenta, llegó el afinador, quien puso los libros en una silla que estaba cerca de la ventana para poder quitar el pupitre y, lógicamente, afinar. Cómo terminaron escondiéndose detrás de la cortina... quién sabe! Pero vaya que el susto lo tuvimos que ahogar después del concierto con una buena copa de whiskey.
Llegamos faltando 5 minutos al inicio del concierto, cruzamos la sala y el escenario justo por el medio (por alguna razón la puerta trasera estaba cerrada), aventamos las cosas donde sea, Anatoly agarra su maleta gris donde normalmente llevamos el montón de kilos de partituras, y luego cruzamos todo ese camino de regreso para ver si hallabamos un salón para calentar. Todo esto ante las miradas indignadas de quienes estaban ya detrás del escenario alistándose para salir a tocar, la maestra de cermonias, parte de los organizadores, y hasta algunos del público.
Finalmente encontramos un salón con dos pianos, nos sentamos, respiramos profundo, abrimos la maleta para sacar las partituras y... sorpresa! sólo estan las partes del primer piano (quienes nos han visto tocar saben que tenemos el vicio de cambiarnos de piano cada que nos da la gana... pero ese es otro tema). Horror! Que hacemos? Claro que toda esa cantidad de texto musical está por ahí en nuestros cerebros, y sin temor a exagerar diríamos que un 80% de lo que tocamos lo tocamos de memoria (sí, la partitura está ahí, pero no hay tiempo de voltear a verla!). Pero una cosa es que "en principio" nos sepamos las obras, y otra muy distinta es experimentar "a ver si es cierto" directamente en el concierto (ya sin mencionar que ESE concierto era en un festival internacional, donde tres cuartas partes del público son músicos profesionales y críticos).
Total... luego de que nuestras mentes hicieran una carrera frenética por todas las razones posibles e imposibles de lo sucedido, ambos tratamos de seguir el camino de la lógica. La mañana de ese día habíamos ensayado en la sala. Luego de que nos fuimos, no habíamos abierto la famosa maleta gris. Deducción? Las partituras deben estar en la sala! Y ahí va el Dr. Zatin, a detener el inicio del concierto para que den el anuncio al público: "Si alguien ha visto un montón de partituras, aparentemente sin dueño, favor de reportarlo...". En medio del caos ya no supimos quién fue el de la genial idea, pero finalmente a ese milagroso alguien se le ocurrió mirar... detrás de la cortina, en el umbral de la ventana. Eureka! Aparecieron las tan buscadas partituras! fiu....
Para no alargar la historia, ese día, después del ensayo cuando los despistados de nosotros dejamos todo un bonche de partituras sobre uno de los pianos y ni nos dimos cuenta, llegó el afinador, quien puso los libros en una silla que estaba cerca de la ventana para poder quitar el pupitre y, lógicamente, afinar. Cómo terminaron escondiéndose detrás de la cortina... quién sabe! Pero vaya que el susto lo tuvimos que ahogar después del concierto con una buena copa de whiskey.
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martes, 9 de junio de 2009
¡Aguas!
Una cosa es que te "echen aguas" antes de salir al escenario (los rusos en estas situaciones te dicen "ni pelusa ni plumas" y tú lo que tienes que hacer es mandarlos al diablo para que todo vaya de maravilla). Pero otra muy distinta es que te echen "aguas" literalmente y ¡¡¡en el teclado de piano!!!
Pues sucedió, y nos sucedió en Uzhgorod (Ucrania), aunque no precisamente era un concierto a dos pianos, sino que la mitad del dúo (Vlada) tocaba como solista el concierto No. 4 de Beethoven, mientras que Anatoly dirigía la orquesta.
Pasó este 31 de mayo (hace poco más de una semana). Cuando llegamos a esta ciudad días antes, nos dijeron que llevaban como dos meses sin lluvia, que era un relajo, que la cosecha no más no... en fin. Cuando pusimos un pie en esa ciudad, al día siguiente la temperatura ambiente bajó de 26 grados a 8 y a llover se ha dicho. Total que el día del concierto toda la tarde estuvo lloviendo. El programa era: Sinfonía No. 1 de Beethoven en la primera parte y, luego de un brevísimo intermedio técnico (el tiempo justo para sacar el piano hacia el frente del escenario) el concierto para piano No.4.
De principio todo marchaba excelente, luego de la muy aplaudida sinfonía la solista sale al escenario, se sienta frente al piano y... encuentra literalmente un charco justo en medio del teclado. Resulta que el techo de la filarmonía tenía una gotera (y por extraña coincidencia, cuando el piano estuvo a un lado esperando su momento estelar, el teclado estuvo justo debajo de la gotera) y a la hora de afinar la orquesta antes de la sinfonía la tapa del piano se quedó abierta. Luego sólo lo movieron, pero nadie notó el pequeño desperfecto. Vlada, para variar, no traía pañuelo (lamentablemente los vestidos de noche no tienen bolsillos) y tuvo que pedirle el suyo a Anatoly). Secar el teclado tomó más tiempo del esperado, pues no se podía ver bien dónde estaba mojado, así que Anatoly se volteó para señalarle a Vlada con la batuta las teclas mojadas. Cuando la desesperación del público era demasiado evidente, Anatoly aclaró "nada más secamos el agua, y comenzamos". Finalmente, la célebre introducción de cinco compases del piano suena, dando paso a un laaargo tutti orquestal... en el cual Vlada se da cuenta que más agua estaba saliendo de por debajo de las teclas! Y el pañuelo bien gracias, pues se lo devolvió a Anatoly.
¿Como secarla? Pues con los dedos, sosteniendo las teclas con una mano, para que no vayan a sonar (un cluster justo enmedio de un pianissimo celestial... digamos que no es la mejor idea). En la sala comienza un ligero pánico (¡¿que esta haciendo la solista?!). En algun momento Vlada sintió el impulso de usar las faldas del vestido (¡de plano!) en lugar del pañuelo, pero afortunadamente la cordura prevaleció y tuvo que conformarse con secar los dedos con el vestido de la manera más discreta posible.
Al comienzar el solo... lo único en lo que la solista podía pensar era "¡no resbalarse, no resbalarse!". Afortunadamente el asunto no pasó a mayores, y hacia finales de la exposición el teclado ya estaba completamente seco... pero lo más chistoso es que la mayoría del público no terminó de entender qué era lo que había pasado, y lo primero que le preguntaron a Vlada luego de felicitarla después del concierto era "¡¿qué estabas haciendo durante todo el primer tutti?!".
Moraleja: siempre carguen con un pañuelo al salir a tocar. ¡Aunque no tengan donde meterlo!
Pues sucedió, y nos sucedió en Uzhgorod (Ucrania), aunque no precisamente era un concierto a dos pianos, sino que la mitad del dúo (Vlada) tocaba como solista el concierto No. 4 de Beethoven, mientras que Anatoly dirigía la orquesta.
Pasó este 31 de mayo (hace poco más de una semana). Cuando llegamos a esta ciudad días antes, nos dijeron que llevaban como dos meses sin lluvia, que era un relajo, que la cosecha no más no... en fin. Cuando pusimos un pie en esa ciudad, al día siguiente la temperatura ambiente bajó de 26 grados a 8 y a llover se ha dicho. Total que el día del concierto toda la tarde estuvo lloviendo. El programa era: Sinfonía No. 1 de Beethoven en la primera parte y, luego de un brevísimo intermedio técnico (el tiempo justo para sacar el piano hacia el frente del escenario) el concierto para piano No.4.
De principio todo marchaba excelente, luego de la muy aplaudida sinfonía la solista sale al escenario, se sienta frente al piano y... encuentra literalmente un charco justo en medio del teclado. Resulta que el techo de la filarmonía tenía una gotera (y por extraña coincidencia, cuando el piano estuvo a un lado esperando su momento estelar, el teclado estuvo justo debajo de la gotera) y a la hora de afinar la orquesta antes de la sinfonía la tapa del piano se quedó abierta. Luego sólo lo movieron, pero nadie notó el pequeño desperfecto. Vlada, para variar, no traía pañuelo (lamentablemente los vestidos de noche no tienen bolsillos) y tuvo que pedirle el suyo a Anatoly). Secar el teclado tomó más tiempo del esperado, pues no se podía ver bien dónde estaba mojado, así que Anatoly se volteó para señalarle a Vlada con la batuta las teclas mojadas. Cuando la desesperación del público era demasiado evidente, Anatoly aclaró "nada más secamos el agua, y comenzamos". Finalmente, la célebre introducción de cinco compases del piano suena, dando paso a un laaargo tutti orquestal... en el cual Vlada se da cuenta que más agua estaba saliendo de por debajo de las teclas! Y el pañuelo bien gracias, pues se lo devolvió a Anatoly.
¿Como secarla? Pues con los dedos, sosteniendo las teclas con una mano, para que no vayan a sonar (un cluster justo enmedio de un pianissimo celestial... digamos que no es la mejor idea). En la sala comienza un ligero pánico (¡¿que esta haciendo la solista?!). En algun momento Vlada sintió el impulso de usar las faldas del vestido (¡de plano!) en lugar del pañuelo, pero afortunadamente la cordura prevaleció y tuvo que conformarse con secar los dedos con el vestido de la manera más discreta posible.
Al comienzar el solo... lo único en lo que la solista podía pensar era "¡no resbalarse, no resbalarse!". Afortunadamente el asunto no pasó a mayores, y hacia finales de la exposición el teclado ya estaba completamente seco... pero lo más chistoso es que la mayoría del público no terminó de entender qué era lo que había pasado, y lo primero que le preguntaron a Vlada luego de felicitarla después del concierto era "¡¿qué estabas haciendo durante todo el primer tutti?!".
Moraleja: siempre carguen con un pañuelo al salir a tocar. ¡Aunque no tengan donde meterlo!
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Bienvenidos
Hola al ciberespacio! Después de como un año de hablarlo, sugerirlo, discutirlo, planearlo, olvidarnos de la idea y luego acordarnos preguntándonos cómo es que llevamos tanto tiempo queriendo hacer un blog y todavía no logramos plasmar la idea en realidad... Finalmente!
Bienvenidos al blog del Duo PETROF!
Más que llenar un espacio más con publicidad e información seria, la idea de este blog es compartir algunas historias sobre nuestros viajes, anécdotas (y vaya que las hay!), sucesos curiosos, encuentros esperados e inesperados, impresiones, en fin... hasta metidas de pata (como la vez que llegamos sin partituras a un concierto super importante!). La vida de viajeros siempre deja cosas que contar, pero luego de un rato las historias que nos hacen reír, enfadar y a veces hasta llorar, suelen olvidarse con el tiempo. Es por eso que queremos hacer un intento de dejar en el mundo algo más que solo ondas sonoras, al menos para divertir un rato a nuestros seguidores.
Bienvenidos al blog del Duo PETROF!
Más que llenar un espacio más con publicidad e información seria, la idea de este blog es compartir algunas historias sobre nuestros viajes, anécdotas (y vaya que las hay!), sucesos curiosos, encuentros esperados e inesperados, impresiones, en fin... hasta metidas de pata (como la vez que llegamos sin partituras a un concierto super importante!). La vida de viajeros siempre deja cosas que contar, pero luego de un rato las historias que nos hacen reír, enfadar y a veces hasta llorar, suelen olvidarse con el tiempo. Es por eso que queremos hacer un intento de dejar en el mundo algo más que solo ondas sonoras, al menos para divertir un rato a nuestros seguidores.
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